Desde luego, no hay nada peor que las bromas que gastas no salgan como esperabas… bueno, sí que lo hay: que te abofeteen por gracioso, te persigan con un cuchillo o las reacciones más imprevisibles que te puedas imaginar.
Porque, desde luego, cuando el horno no está para bollos es imposible que las bromas lleguen a buen puerto.
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