En este monólogo Santi Rodríguez nos habla sobre la inmortalidad y sobre las demostraciones absurdas que realizamos por creernos inmortales.
Este sentimiento nace de la infancia: nada más ver por primera vez el tobogán te tiras de cabeza (ya frenarás con los morros) y tu madre te dice «cariño, no te preocupes, si no pasa nada»… y así nace la fijación de que eres inmortal. No puedes perderte la actuación de este cómico… ¡Es muy divertida!
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